Una figura particularmente vistosa representa a la mujer en los medios masivos –de instinto bajo, chismosos, fusionados con lo efímero- que modulan gran parte de la opinión y del gusto en la Argentina. Se la conoce como la chica de tapa, entre otros apelativos mucho menos amables, ya que las portadas de las revistas son las que alimentan sus catorce minutos y medio de notoriedad.